En 2007, Steve Jobs salió al escenario con un iPhone que apenas funcionaba: lo salvó un guion que no admitía ni un desvío

  • La presentación del iPhone original escondía muchos secretos

  • Un dispositivo apenas funcional y cada paso planeado al milímetro

Steve Jobs Iphone
21 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

En junio de 2024, Apple presentó uno de los movimientos más ambiciosos de su historia reciente: la integración de Apple Intelligence en sus dispositivos y, con ello, una reinvención de Siri. Aquella keynote prometía algo que muchos habían estado esperando durante años: un asistente verdaderamente útil, capaz de comprender el contexto del usuario, ofrecer respuestas precisas y ejecutar acciones teniendo en cuenta nuestra información personal. Entradas de conciertos, reservas de hotel, enlaces compartidos en Mensajes o ubicaciones del calendario: todo estaría al alcance del nuevo Siri.

El entusiasmo fue inmediato. Apple lo planteó como una transformación importante y, de forma implícita, como uno de los pasos necesarios para ponerse al día en la carrera por la inteligencia artificial (IA), acelerada tras el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022. Pero la ilusión se evaporó pronto. En marzo de este año, la compañía confirmó que la nueva versión de Siri no estaría disponible hasta 2026. El anuncio supuso un frenazo en seco. Para muchos, no fue solo una decepción: fue un golpe a la credibilidad que Apple llevaba años cultivando. Y, pese a ello, la empresa no ofreció demasiadas explicaciones. El futuro, simplemente, se posponía.

No podemos negar que Apple sabe cómo manejar los tiempos. Domina como nadie el arte de anticipar lo que está por venir, incluso cuando lo que presenta aparentemente no está del todo terminado. Lo insinuaba John Gruber, una de las voces más influyentes del entorno Apple, al señalar que algunas de las funciones presentadas en la WWDC probablemente no existían como tal. O, si lo hacían, estaban aún lejos de ser funcionales.

Los secretos detrás de una de las presentaciones tecnológicas más épicas de la historia

Y no es la primera vez. De hecho, esta estrategia tiene un precedente claro, quizá el más revelador de todos: la presentación del primer iPhone en 2007. Un evento que se ha convertido en mito dentro de la historia del marketing tecnológico, con Steve Jobs anunciando “un producto revolucionario y mágico”. Pero lo que pocos sabían entonces, y muchos aún ignoran hoy, es que aquel dispositivo apenas funcionaba el día de su debut. Literalmente.

Un reportaje de The New York Magazine, basado en entrevistas con antiguos empleados de Apple, desvela los entresijos de aquella keynote histórica. Entre los testimonios, destaca el de Andy Grignon, ingeniero senior responsable de los módulos de comunicación del dispositivo. Según cuenta, el software del iPhone estaba plagado de errores: las canciones se reproducían a medias, los vídeos tendían a bloquearse y el sistema podía colapsar si las tareas no se ejecutaban en el orden preciso. La memoria era tan limitada que bastaban unas pocas operaciones simultáneas para provocar un reinicio.

Ante semejante panorama, los ingenieros diseñaron una solución de emergencia: “el camino dorado”. Era una secuencia exacta de acciones que Jobs debía seguir sin desviarse ni un milímetro. Solo así podían asegurarse de que el teléfono no dejara de responder en plena demo. Para cubrirse las espaldas, Jobs tendría en el escenario varias unidades idénticas. Si una se bloqueaba, pasaría a la siguiente sin que el público se diera cuenta.

A esa tensión técnica, explican, se sumaba la exigencia estética. Jobs no quería que una cámara apuntase al dispositivo para mostrarlo en pantalla. Quería una proyección directa, limpia, sin interferencias visuales. Para lograrlo, los ingenieros incorporaron placas personalizadas y cables de vídeo que extraían la señal del propio iPhone y la enviaban al proyector. Era un sistema frágil y artesanal, pero cumplía su cometido: hacía que todo pareciera natural, casi mágico.

Iphone Original 1

El WiFi era otro quebradero de cabeza. Con miles de personas en la sala, muchas con conocimientos técnicos, la conectividad podía verse comprometida. Para evitarlo, Apple modificó el software del AirPort encargado de dar conexión al iPhone, adaptándolo para operar en frecuencias reservadas a Japón, fuera del rango habitual en Estados Unidos. Un truco arriesgado, pero eficaz para asegurar una señal estable durante la presentación.

Las llamadas también estaban cuidadosamente preparadas. AT&T, por entonces socio exclusivo del iPhone, instaló una torre móvil portátil para garantizar una señal estable. Aun así, los dispositivos de demo estaban configurados para mostrar siempre cinco barras de cobertura, independientemente de la calidad real de la conexión.

Contra todo pronóstico, la presentación fue impecable. Jobs siguió el guion con precisión quirúrgica: mostró música y vídeos, navegó por páginas web, envió mensajes, hizo una llamada, exploró fotos con gestos táctiles y, en uno de los momentos más icónicos, usó Google Maps para localizar un Starbucks y pedir, como un guiño, 4.000 cafés. El público se rindió. Nadie podía imaginar que aquel iPhone tan avanzado era, al menos en ese momento, una puesta en escena perfectamente ensayada.

El nivel de secretismo fue tal que, según The New York Magazine, uno de los ingenieros entrevistados aseguró que algunos proveedores, como Marvell Technologies, no supieron hasta el mismo día de la presentación que sus chips de WiFi y Bluetooth se estaban utilizando en un teléfono móvil, y no en un iPod. Apple incluso diseñó esquemas falsos para despistar y evitar filtraciones.

Puede que estemos, una vez más, ante una de esas puestas en escena que Apple domina como nadie. No sabemos con certeza cuán avanzado está el nuevo Siri, pero lo cierto es que, a diferencia de lo que ocurrió con el iPhone, seguimos esperando para ver su propuesta más ambiciosa en años. Siri apunta a convertirse en una herramienta transformadora, pero por ahora no ha pasado de ser una promesa.

Imágenes | Apple (1, 2)

En Xataka | El nuevo M3 Ultra marca un punto de inflexión: Apple no creará una versión Ultra para cada generación

Inicio